miércoles, 27 de octubre de 2010

Un vacío en el estómago


A veces se dan ciertas circunstancias tan inesperadas, que solo queda pensar que el mundo es demasiado pequeño para uno y su ex-parejas. Por ello es inevitable enterarse de sus vidas.


Hace unos días me llamó Sonia (amiga de la Universidad) con un malestar tan poco característico en su voz. Ella suele ser muy alegre y risueña; pero esa noche se escuchaba diferente. Me contó que hace 6 meses había terminado una relación de 3 años, y que gracias a las redes sociales (un motivo más para rehusarme a ser parte de ellas) se había enterado que su ex enamorado tenía una nueva pareja (al etiquetar amigos en común). 

Al comienzo no entendí por que ella estaba triste, si ella fue quien terminó con él. Me decía que al ver las fotos de su ex, con un rostro tan feliz como el que ella conocía, la hacia sentir extraña. Esta vez no era ella la autora de su sonrisa; esta vez esta sonrisa le pertenecía a otra persona. La felicidad no la podía compartir, ni ser parte de ella de manera alguna. Al comienzo dijo que se alegraba verlo feliz, pero era evidente en su tono de voz que no había alegría, sino pena. No era mezquina con la felicidad de su ex, era el remover sus recuerdos de felicidad con él, y reconocer públicamente que ya no eres parte de su vida, un capítulo pasado de un libro ya cerrado. Es aquí que después de racionalizar muchas emociones, finalmente me dijo: "siento un vacío en el estómago".

Inmediatamente pensé que Sonia estaba sobredimensionando las cosas. Era inevitable que su ex diera un paso en algún momento y tenga nuevamente una pareja. La verdad no supe que decirle, creía que no estaría dispuesta a confrontar sus ideas y la sentí demasiado desencajada como para cuestionar sus emociones, así que compartí las suyas.

Hoy empecé el día de una forma muy inusual. Recibí una llamada muy temprano de una amiga, quien necesitaba configurar el wi-fi de su nueva laptop. Así que en la noche saliendo del trabajo fui a su casa. Mientras configuraba su equipo, ella me contaba cuan pesado había sido su día. Ella es obstetra y trabaja en una Clínica particular. Me empezó a comentar que tuvo una paciente en particular, quien tuvo un parto muy problemático. Que, mientras ella hacía lo posible para atenderla de la manera mas adecuada, tuvo que lidiar con el personal de la Clínica y con la misma familia, quienes objetaban cada decisión que ella tomaba. Al final del día, y tras el manejo apropiado del caso, ambas partes le dieron la razón, lo que la hizo sentir mas tranquila pero agotada.

Mientras ya me alistaba a retirarme y ella terminaba su relato heroico del día, mi amiga me dice el nombre de la paciente: Vanessa. Cada vez que escucho el nombre recuerdo quien fue Vanessa en mi vida y lo que significó en mi. La mujer a la que amé mas intensamente, con quien compartí mis mejores momentos y también los peores, con quien descubrí lo mejor y lo peor de mi. Nos hicimos mucho daño mutuamente y tuvimos el peor final, por ello nunca mas me comuniqué con ella ni ella conmigo. Han pasado 6 años y es inevitable que muchas cosas me hagan recordar a ella.

Estaba ligeramente abstraído, después de unos minutos empecé a procesar el relato de mi amiga: el nombre, la familia, el lugar, era demasiada coincidencia. Fue inevitable preguntarle el apellido... y era ella. Vanessa, a quien alguna vez hice la promesa personal de amarla hasta mis últimos días en esta tierra, era madre de un bebe saludable. Fue mi silencio el que hizo que mi amiga se de cuenta, pero le dije que solo era el nombre el que me hacía recordar a mi ex.

Ahora, mientras venía en el bus y atravesaba medio Lima, fue inevitable sentirme mal. Arrepentirme de muchas cosas que hice y dije. Maldecir mi poca madurez de aquellos años y lamentar el no haberle dado crédito a la autora de una de las etapas mas felices de mi vida: "Gracias Vanessa por haber compartido 3 años de tu vida conmigo". 

Llegando a mi casa, agarré mi celular y envié un mensaje de texto a Sonia: "Lamento no haber estado a la altura cuando me necesitaste, ahora comprendo lo que decías esa noche. Hoy siento un vacío en el estómago...". 

lunes, 18 de octubre de 2010

El hermano de la novia. Parte 2


Como mencioné en el anterior post, mi relación con Mónica parecía no tener ningún problema, pero nada es perfecto.

Algunas semanas pasaron y fue suficiente para darme cuenta que nuestra relación no daba para mas. Mónica quería vivir un amor de novela. Pero no de cualquier novela, sino una Corin Tellado en la cual el protagonista pierda un brazo, quede ciego y tenga que donar su hígado, por conseguir la felicidad de su amada.

¿Y que pasó con "el hermano de la novia"?. Su historia empieza aquí. Mientras Mónica y yo estábamos en medio de nuestra crisis de ruptura, su hermano estaba terminando también su relación, lo que significaba que regresaría a vivir con ella. Por esos días, acompañados de unos vinos, me dijo que contaba con su apoyo para que siga con su hermana (que generoso cuñado ¿no creen?). Lamentablemente, las cosas entre su hermana y yo no funcionaron, pero a pesar de ello, no nos distanciamos del todo.

Unas semanas después de terminar, fui a visitarla, y lo que empezó como una amena visita amical, se convirtió en un "remember". Estando en su cama y justo a la mitad del encuentro, llegó su hermano. Me quedé petrificado, solo atiné a ver posibles rutas de escape ante un inminente ataque con arma blanca. A lo que ella me dice: "¿que pasó? ¿palteado?... pero si mi hermano te conoce".

Mientras ella se levantaba desnuda, se ponía un polo y se dirigía a saludar a su hermano. Su hermano me vió, me saludó y sonrió, mientras conversaba alegremente con su hermana. Me tomó varios segundos aceptar que saldría ileso de tal situación, es mas, aceptar que no habría consecuencias negativas contra mi persona. "Algo no esta bien" repetía una y otra vez en mi cabeza.

A los pocos instantes Mónica me dice "ya es tarde, quédate a cenar" y su hermano insistió, a lo cual acepté. Ella nos sirvió y se excusó de comer diciendo que estaba a dieta, por lo que aprovecharía a darse un baño mientras cenábamos. El televisor estaba encendido, mientras su hermano me conversaba las anécdotas de su día, muy alegre, mientras yo lo miraba incrédulamente repitiéndome: "algo no está bien". Unos minutos después regresa Mónica, recién salida de la ducha, aun mojada, desnuda, secándose con la toalla delante de nosotros, mientras nos preguntaba si estaba rico lo que ella había cocinado. Era una situación tan surrealista y actuaban con tal naturalidad que solo atiné a decirle que estaba rico, a lo que su hermano agregó: "es que Mónica tiene buena mano para la cocina... y para otras cosas mas". Ambos se rieron escandalosamente mientras yo tuve una risa de acompañamiento que disimule mi asombro. De pronto una reminiscencia: mi amiga me había dicho que "había quedado impactada con la relación que ella tenía con su hermano". Esta escena duró unos 15 minutos, después de los cuales solo atiné a irme.

Pasaron algunos meses antes de volver a comunicarme con ella. Uno de esos calurosos días de verano, me encontraba en un bus cerca a su casa, me llamó y le dije que estaba a pocas cuadras, y me dijo: "baja a mi casa, mi hermano a traído varias películas (...) también dice que vengas". Asumí que esta invitación serviría para aclarar lo que tal vez fue una mala percepción que tuve acerca de ellos, total, era ver películas con canchita y refresco. Al llegar a su puerta, toqué y ella me dice desde adentro que pase, que estaba preparando el refresco. Entré y la veo con su cuerpo escultural casi desnudo, solo usando una especie de micro-boxer. "Cierra rápido la puerta -me dice- acaso quieres que me vean de afuera" mientras se reía. Un montón de ideas pasaron por mi cabeza, pero lo que mas deseaba era abalanzarme sobre ella cual león sobre su presa y que el haber mencionado a su hermano haya sido solo una excusa para convencerme a ir. Ella sonreía por como la miraba (con deseo, libido al 100%), mientras me decía: "parece como si nunca me hubieras visto antes".

De pronto una voz me saluda desde la habitación, era su hermano sonriente. Nuevamente este bendito pensamiento se repetía en mi cabeza: "algo no está bien", cuando vi que su hermano estaba únicamente en truza, echado sobre la cama. Y ahí recién vi otro detalle, no había mas camas en todo el minidepa, es decir, ambos siempre dormían juntos (algo que ella misma me confirmó después). Hacia un calor insoportable, y la escena me hizo sudar mas. Ella me sugirió tomar una ducha para estar mas fresco (realmente lo necesitaba), ademas que tenia ropa que me podía prestar para estar mas cómodo. Una vez en la ducha, pensaba una y otra vez si todo esto era realmente cierto y casi convencido de que después de todo lo que vi, nada me sorprendería.

Me llamaron hacia el cuarto para iniciar la maratón de películas de amanecida; A pesar de estar en polo y short y tener un ventilador al lado, el calor era insoportable para mi. Mónica estaba al medio de la cama y su hermano al costado, ambos tapados de la cintura para abajo con las sábanas. Después de unos minutos me vieron sudando y Mónica me dice: "pero si tienes calor sácate todo y tápate con la sabana, es mas fresco. Lo tomé como un reto... así que me me tapé de la cintura para abajo con la misma sabana y me saqué todo. Pero al levantar las sábanas para taparme, pude ver que, al igual que yo, ambos también estaban desnudos.

No recuerdo que película fue, ni que excusa usé, solo sé que apenas terminó la primera película, inventé algo y me fui, a pesar de su insistencia para quedarme.

Ha pasado muchos años de aquella experiencia, y con Mónica solo me comunico por teléfono o internet. Ella no ha cambiado mucho, sigue atrayendo miradas por donde camina. Su hermano aun sigue soltero y con el mismo carácter alegre de siempre. A pesar de habernos llevado bien, no quisiera tener un "hermano de la novia" como él otra vez. A veces uno cree haberlo visto todo, pero "la realidad supera a la ficción".

domingo, 17 de octubre de 2010

El hermano de la novia. Parte 1

Algunas veces al iniciar una nueva relación, olvidamos que nuestra musa no viene sola. Al estar con ella, aceptamos implícitamente a su familia y particularmente me referiré a este sujeto con quien tenemos que lidiar o evitar. Este ser que puede convertirse en nuestro aliado, pero con quien no podremos compartir nuestros pensamientos libidinosos (especialmente los relacionados a su hermana), y quien en muy contadas situaciones tiene con ella una relación difícil de explicar. Señores, les presento a este extraño ser: "el hermano de la novia".

Angelina Jolie y su hermano
Me pregunto ¿qué cara pondría Brad Pitt si al llegar a casa encontrase una escena como la de la foto?. Pero, ¿por qué ser tan extremista?, ¿acaso todos los cuñados son así?. Afortunadamente no, pero uno nunca sabe cuando te podrías cruzar con uno. 

Cuando tenia 19 años, una amiga cercana me presentó a su nueva amiga de la universidad, Mónica. Ella tenia 18 años, había llegado hacia unos meses atrás de Pucallpa junto con su hermano. Realmente era muy simpática, alegre, coqueta y tenia un cuerpo escultural, encajaba perfectamente con el estereotipo de charapa. Unas semanas después conversando con mi amiga pregunté por Mónica, y ella bastante mortificada  me dijo que se habían distanciado, además de haber quedado impactada del tipo de trato que tenia con su hermano en el cuarto que alquilaban. Asumí que esa seria una excusa para evitar preguntas tras una pelea entre amigas, por lo que no pregunté por mas detalles.

Unos meses después, gracias al Messenger retomé el contacto con Mónica hasta que un día me invita a visitarla. Para mi sorpresa ella vivía sola, y existiendo bastante empatía de por medio, empezamos a salir instantáneamente. Era demasiado perfecto, una chica viviendo sola. Nunca mas tendría que preocuparme de buscar un taxi en la madrugada para regresar a casa, nunca mas buscar un hostal y costear los impulsos sexuales. Realmente era un alivio para mis incipientes ingresos económicos. 


Pero...¿dónde estaba el hermano?, conviviendo con su pareja. El era mayor, tenía 28 años, y la venía a visitar eventualmente. Al parecer le caí bastante bien, pues desde la primera vez nos invitaba a comer a algún restaurante, varias veces hemos tomado y hasta nos daba un aventón a un boulevard cercano. Enamorada viviendo sola y cuñado bonachón ¿alguien podría pedir más?.

Pero bien dicen los dichos: "nada dura para siempre" y "nadie es perfecto" ... 

Pd: Ultima vez que me distancio del Blog por tanto tiempo... I promise !!!