domingo, 30 de enero de 2011

El caso de la falsa enamorada


Dicen que la mejor mentira es aquella que se dice tantas veces que hasta uno mismo se la cree. Y es que tanto tiempo estuve contándola (13 años) que tuve que hacer una revisión exhaustiva de recuerdos para descubrir un error de cálculo: el número total de mis ex’s era menor. Pero... ¿Cómo pudo suceder tal error? ¿Estoy tratando de negar a alguien?  ¿Adónde se remonta?

Todo comenzó a mediados de los 90’s, en la época de los tonos de secundaria, cuando tenía 15 años. Estudié en un colegio nacional de varones (motivo de un próximo post) y usualmente nos organizábamos para ir a los tonos los fines de semanas. En una oportunidad conocí a una chica llamada Mary, cuya mirada me impactó desde el primer instante. Desconozco si fue mi floro incipiente, su inocencia o simplemente el momento, pero después de unos bailes y unas palabras, logré sacarla del tono para “conversar y conocernos mejor”. No puedo negar que a esa edad lo primero que pensaba cuando veía a una chica era simplemente caerle, chapártela, y si se podía el “servicio completo” (gran meta en el ideario colectivo adolescente). Pero este no era el caso, había algo en su mirada que me atraía y me distraía, se me iban los temas de conversación, pero supimos llenar esos vacios con besos apasionados sentados al pie de un jardín. Luego de unos bailes y a pocas horas para el amanecer, la acompañé a su casa, con la sensación de ser el inicio de algo especial (100% ilusión adolescente). 

A los 2 días decidí ir a su casa, las clases de inglés pasaron a un segundo plano, yo ya estaba en la puerta de su casa. Me abrió y me miró con sorpresa, y me invitó a pasar. Sentados en el mueble, esperaba conocerla mejor, saber qué cosas le gustaba hacer. Conforme pasaban los minutos no encontrábamos ninguna afinidad. Ni en música, ni en cine, ni en paseos, ni en nada de lo que conocía a mis 15 años. Era como si yo fuese 100% rock y ella 100% cumbia, y lo raro fue que nos conocimos en un tono 100% techno. Luego de casi una hora de no encontrar temas afines y empezando a aparecer esos malditos silencios, decidí retirarme, totalmente desilusionado.

Habiendo numerosos testigos esa noche, sumado a mi negación ante la falta de compatibilidad con mí amor a primera vista; ante la pregunta “¿cómo te va con la flaquita?” yo respondía “bien” o “muy bien” durante varias semanas y fue por esa costumbre que incorporé a Mary a mi lista de ex’s de forma involuntaria. Y así, tras cada ruptura o separación, le adicionaba ese “+1” fantasma”, que gracias al llamado de atención de una enamorada hace un par de años, pude reducir en uno mi lista de ex’s. 

Anécdotas de hostal III

4. Mi primera vez: La verdad es que empecé tarde a ir a un hostal. Siempre había tenido la suerte de no requerir uno por diferentes razones, pero esta vez quedé con una amiga en irnos a un lugar privado todo el día.

Recuerdo que antes de ello, mientras recorría Lima en combis, miraba cual sería un lugar apropiado si decidiera ir a uno. Una zona interesante me parecía toda la Universitaria, alejado de donde vivía y hostales nuevos recién inaugurándose en grandes cantidades. Pero esa primera ve fue en Lince, en un lugar bastante cómodo pero caro. 

El primer instante vergonzoso fue que la recepcionista era una señora mayor, que me trataba con la gentileza que trata una abuelita a su nieto. Esperaba a alguien menos expresivo, que le importe menos mi estadía en el lugar, pero tanto cariño fue algo bochornoso. El segundo fue que tuve que bajar nuevamente a cambiar de habitación y lidiar nuevamente con la señora, quien esta vez subió conmigo a constatar y a acompañarnos hasta la puerta de la nueva habitación.

La tercera fue que después de un par de vasos de ron y gaseosa (a pedido de ella, porque a mi no me gusta tanto el ron) mi amiga se puso mal, así que la botella combinada regresó a mi casa. Obviamente el momento de disfrute fue bastante corto pues un par de horas después de ingresar tuve que llevarla a su casa nuevamente. 

5. Su primera vez: Es difícil saber si tu pareja nunca ha entrado previamente a un hostal. Algunas amigas me han dicho que prefieren no decirlo o minimizar el numero de veces, tampoco sugieren lugares, por mas cómodos que les haya parecido. En este caso, tenía la absoluta certeza que mi enamorada nunca había ido (19 años, virgen, meses para romper el tabú, etc), y ya necesitábamos privacidad.

Estábamos a unas cuadras de su casa y ese momento se dio, así que buscamos un hostal cerca a su casa porque no disponíamos de mucho tiempo. Ella entró muy nerviosa, pero el pata que nos atendió fue lo bastante discreto e inexpresivo, por lo que ella no se sintió observada o incomoda. Entramos a la habitación y empezamos a desnudarnos, a tocarnos, a explorar ese cuerpo ardiente de pasión que había accedido al deseo. Los previos fueron largos (como amerita una primera vez) y cuando ya estaba llegando el momento copulatorio en si, escuchamos una discusión en un piso, una pareja discutiendo. Al instante vino el pata de recepción a decirles que no hagan bulla sino los sacaban. A los 5 minutos nuevamente la bulla, y casi al instante aparecen 2 carros de serenazgo frente al hostal. Los serenos ingresaron a intervenir directamente al cuarto donde discutían, pero desconozco que problemas ocurrieron ahí, porque pidieron que venga mejor la policía para que los apoye. Luego de 10 minutos, 2 camionetas de serenazgo, un patrullero y una moto de la policía, y  diversos vecinos y curiosos que pasaban por ahí, atraídos por sirenas y las luces del patrullero, se encontraban todos en la puerta del hostal. Era imposible salir sin ser vistos, y mi enamorada reconoció a algunos vecinos parados al frente del hostal, así que decidimos esperar a que termine todo para poder salir. 

Mientras tanto ella recibía mensajes de su hermana al celular para que regrese a casa inmediatamente. Obviamente toda esa situación acabó con lo que pudo ser una hora cargada de pasión y deseo, se convirtió en susto y en una eterna espera para poder salir. Así pasaron mas de 30 minutos hasta que se fue la policía, el serenazgo y los mirones. Así también salimos nosotros del hostal, sin haber terminado lo que fuimos a hacer, y para ella una experiencia inolvidable de su primera vez en un hostal.

viernes, 7 de enero de 2011

Anécdotas de hostal II

Hostales... que haríamos sin ellos.
2. Mi DNI: Esto es bastante común con el apuro, los tragos encima o el pasar desapercibido, el habernos olvidado alguna vez en DNI en algún hostal. Pero no sería ningún inconveniente si es que al hostal que entraste quedara en Trujillo como parte de una escapada de fin de semana. Mas fácil y económico hubiese sido sacar un DNI duplicado, pero si necesitas imperiosamente tu DNI para postular a un trabajo nuevo al día siguiente, amerita ir a Fiori a las 10 pm y enrumbar al bendito hostal, para regresar a Lima y presentarme a la entrevista a las 3 pm, trabajo al cual no ingresé.

3. El DNI de la flaca: No es el caso que mi flaca haya dejado su DNI. Esto ocurrió hace unos 6 años en Lince, en un hostal cerca al edificio de La Positiva. Salí a comer con una amiga y después nos fuimos a un pub. Eran casi las 10 de la noche y se dio ese" momento" de complicidad en la cual tu amiga quiere pasar la noche contigo. Enrumbamos a ese hostal, ingresamos y al llegar a la recepción entrego mi DNI y el chico me dice:
- "El DNI de la chica también"
- "¿Por qué?" (Ambos ya habiamos pasado ampliamente los 18)
- "Política del hostal"
Obviamente, ella muy palteada, no quiso entregar su DNI y mas aun cuando vio que otro chico estaba con todos los DNI en la mano y frente a una computadora navegando por internet. Al darnos cuenta de eso, ella dijo:
- "No lo he traido"
- "Entonces no pueden ingresar a menos que presente un documento" exaltado.
- "Nadie ha levantado la voz - dije - así que mas te vale que bajes la voz también. Mejor devuélveme mis documentos para retirarnos".
Definitivamente lo que prometía ser una noche apasionada, terminó en un conato de discusión en la recepción del hostal. Obviamente ese incidente malogró "el momento" de esa noche... afortunadamente días después ese momento se repitió jeje.